lunes, 15 de diciembre de 2014

L'histoire de la dance de l'amour

Nota: este es un fanfic del juego Corazón de Melón // Amour Sucré que he escrito para un concurso, espero que os guste. Krisdia es el nombre de mi Sucrette. El epílogo lo publicaré otro día para que os quedéis con las ganas de saber cómo será la vida de Krisdia diez años después de esto. Si os resulta muy empalagoso lo siento, pero soy así de romanticona.


Aquel día era la fiesta de fin de curso del instituto. El día en el cual me despediría del Sweet Amoris. Realmente no quería… Había pasado muchas cosas en ese instituto. Había conocido a personas verdaderamente maravillosas. Y al día siguiente me graduaría con todas ellas. Estaba bastante nerviosa por la fiesta de aquella noche, aunque pensándolo bien… No había sido invitada por nadie. Esa misma mañana le había propuesto a Rosalya venir conmigo, pero como pensé iba a ir con Leigh. Él no era estudiante de allí, pero dejaban pasar a personas ajenas que fueran con un acompañante del instituto. Después de eso, quise preguntarles a las demás chicas, pero todas se habían ido a casa ya. Aun así, ¡no quería perderme esa fiesta de fin de curso! Habría baile, comida, ambiente… Tenía que ir. Ya me encontraría con las chicas por allí. Eché un vistazo a mi armario. No tenía mucha ropa que digamos, pero tuve suerte. Rosalya me regaló un vestido días antes, ¡ahora me vendría de perlas! No quedaba mucho tiempo. Me duché con la música a todo volumen, me lavé los dientes y me coloqué aquel precioso vestido ajustado color azul claro, con unos finos tirantes sobre mis hombros. Me peiné, decidiendo plancharme el pelo. Me eché un poco de maquillaje, ‘eyeliner’, y¡Lista! Ya solo faltaban mis tacones blancos. 
Convencí a papá para que me llevase a la puerta del instituto. Llegué a las nueve en punto. Justo a tiempo. Me despedí de él dedicándole una amplia sonrisa, estaba bastante agradecida de que me hubiese llevado. Mientras iba avanzando, distinguí a varias personas, como Ámber, Li y Charlotte, como siempre juntas, bastante arregladas. Las ignoré, buscando con la vista a mis amigas. Pero no las veía. Supuse que estaban dentro, así que no me lo pensé más. Abrí las puertas, y… woah... Todo era fantástico. La música ya sonaba, había grandes mesas repletas de rica comida… Como me lo esperaba. Pude divisar a lo lejos a Rosa con Leigh. Me saludaron con la mano, así que decidí acercarme a ellos, pero me paré en seco al ver que al lado de ellos estaba Lysandro. Vestía un traje con corbata verde oscura. Estaba realmente guapo… Y, ¡a su lado estaba Castiel! Ambos guapísimos… Miré hacia otro lado y vi a Violeta, hablando con los gemelos. Armin y Alexy estaban allí. Reían y eso los hacía lucir aun mejor. También vi a Melody charlando con Nathaniel, tan formales como siempre. Aunque Nath… aquella noche Nath estaba maravilloso… Y para mi sorpresa, también distinguí a Dajan y a Jade. Ellos también estaban allí… Hablaban con Dake. ¿¡Dake!? Si él también estaba allí… ¡Conocía a mucha gente! Y, como me lo esperaba, Kentin estaba en un lado, junto a la gran mesa, comiendo galletas. Me armé de valor, y me acerqué a donde estaban los gemelos con Violeta.
-¡Hola chicos!- los saludé al llegar- Estáis los tres guapísimos.
-¡Hola Kris!- me saludó Alexy con su habitual sonrisa- Tú también estás preciosa.
-Sí, ese vestido te sienta muy bien.
-A ti también te queda genial el tuyo, Violeta.
-¿Verdad? Armin y yo ya se lo hemos dicho, pero no nos hace caso.
-Q-que vergüenza…
Nuestros comentarios habían hecho que Violeta se pusiera tan roja como el pelo de Castiel, pero es que estaba realmente preciosa. Llevaba puesto un vestido morado claro con volantes negros en las mangas y el tul. No era muy largo, le llegaba por los muslos más o menos, pero no se le veían mucho las piernas porque llevaba unas botas moradas muy altas, le subían hasta las rodillas. Llevaba también unos pendientes negros, un colgante con una flor y una corona de flores bastante vistosa en la cabeza.
-Vaya, pero que malos sois- nos regañó Iris con una gran sonrisa que le quitó toda credibilidad- ¿Cómo podéis hacer que Violeta se ponga tan roja como un tomate?
-No es culpa nuestra, Iris- dijimos Alexy y yo a la vez.
-Sí, sí. Lo que vosotros digáis. Oye Vi, ¿vienes conmigo a probar el ponche?
-Claro, nos vemos luego chicos- dijo Violeta alejándose con la pelirroja.
-Oye Armin, no has dicho palabra alguna desde que Kris apareció por aquí. ¿Estás bien?
-Cla-claro que sí.
-Hey, hey. No te enfades conmigo, encima que me preocupo por ti…
-¿Tú preocupado por mí? Sí, claro.
-¿Sabéis que me hace mucha cuando discutís?
-¿En serio?- me preguntaron a coro.
-Sí, es que sois como niños pequeños y adorables- les respondí entre risas.
-¿Así que soy adorable? ¿Podrás hacer que Kentin se dé cuenta antes de que acabe la fiesta?
-Asúmelo Alex, Kentin está por Kris.
-Ya, pero Kris está por nuestro querido delegado.
-¿Estás por Nathaniel?
-¿Por qué? ¿Estás celoso?- le pregunte con picardía al notar sus celos.
-Po-por supuesto que no.
-Claro, espera que me lo creo- le dije con cierto tono de burla- Pero Nathaniel no es mi tipo, me cae bien pero es demasiado estirado y formal.
-¿Intuyo con eso que gusta el rebelde de Castiel? ¿O quizás te va más el rollo victoriano de Lysandro?
-Alex- lo llamé- Deja de montarte películas. Los dos me parecen sumamente atractivos, pero no me imagino con ninguno de ellos en un futuro.
-¿Ah sí? ¿Y con quién te imaginas tú en el futuro?
-Se-cre-to.
-¡Qué mala eres! ¿Cómo puedes guardarle secretos a tu mejor amigo?
-Anda, no te hagas el ofendido que no cuela- le dije dándole un pequeño empujón- ¿Por qué en vez de molestarme a mí no vas a incordiar un poco a Kentin?
-Con que quieres librarte de mí… Muy bonito Kris, muy bonito.
-Pero si estás deseando ir con Kentin, no te engañes a ti mismo.
-Como quieras, pero tendrás que compensarme con un día entero de compras.
-Que sí, ahora larga- le dije echándolo entre risas.
-No sé cómo logras dominarlo, en serio.
-Vaya, el mudo. ¿Te encuentras bien, Armin? No eres la persona más habladora del mundo, pero nunca te había visto tan callado como ahora.
-Lo sé, pero…
-¿Pero qué, Armin? Tú y yo siempre logramos sacar temas de conversación, incluso con Alex delante. Estoy preocupada, la verdad…
-N-no me pasa nada, en serio.
-¿De veras?
-Sí, es solo que…- se quedó callado, yo esperé a que volviese a hablar, pero no lo hizo.
-Armin…
-¿Sal-saldrías afuera un momento?
-¿Afuera? ¿Estás enfermo?
-Claro que no, solo… Quiero decirte algo en privado…
No dije nada, solo salí tras él. Veía caminar a Armin delante de mí. Parecía una persona complemente diferente con ese traje. No parecía ese chico friki que solo piensa en anime y videojuegos del que tanto me enamoré. Sí, me enamoré de Armin en el mismo instante en que lo vi. Todo el mundo me tachó siempre de rara, pero él nunca lo ha hecho. Aunque quizá eso se deba a que somos completamente iguales. Somos, en cierto modo, como las fuerzas de acción reacción: completamente iguales pero en cuerpos diferentes. De pronto, Armin se paró y se giró para dejar de darme la espalda. Me paré y lo miré. Antes de que me diera cuenta, ya estaba perdida en esos ojos azules que brillaban con más fuerza que nunca en la oscuridad de la noche, únicamente iluminada por la luna.
-Krisdia…- algo pasaba aquí, él nunca me llamaba por mi nombre completo- Quiero decirte algo… Es algo que seguramente te choque pero… Necesito decírtelo antes de irme…
-No puede ser… ¡¿Te vas a morir?!
-¿Qué? ¡No!
-¿Entonces adónde te vas?
-Me voy a estudiar diseño gráfico a otra ciudad.
-No… ¡No es cierto!
-Krisdia yo…
-¡No! ¡Deja de llamarme Krisdia! ¡Soy Kris! Para ti siempre he sido Kris…
Empecé a gritarle como nunca antes le había gritado a nadie. No podía creerme que fuera a irse y dejarme. No quería creerlo. Poco a poco fui bajando la voz. Pero no la bajé porque quisiera, más bien se me quebraba lentamente. Sin que me diera cuenta empecé a llorar sin darle importancia al maquillaje. Las lágrimas recorrían mis mejillas con gran velocidad sin que pudiera hacer algo para pararlas. Es que no podía ser posible. Esto no podía estar pasando.
-No llores, por favor…- no le respondí, no podía- Te lo ruego, deja de llorar…- volvieron a ser en vano sus palabras, mis lágrimas no cesaron- Kris, por dios- de repente sentí los brazos de Armin rodeándome con fuerza- Por favor… No llores más…
Escondí mi cabeza en su pecho. Quería sentir su calor. Lo necesitaba. No pude evitar recordar aquel día cuando también lloré entre los brazos de Armin. Pero esta vez era diferente. Esta vez Debrah no tenía culpa de nada. Esta vez lloraba por algo tan hermoso, pero a la vez tan horriblemente doloroso, como el amor.
-A-Armin…
-No digas nada… Solo… Cálmate y deja de llorar…
Estuvimos así un rato más, hasta que mis lágrimas cesaron completamente. Cuando dejé de llorar, Armin cortó el abrazo.
-Lo siento.
-¿Por qué te disculpas? Es todo culpa mía por no contártelo antes.
-No, no tienes la culpa de nada. Toda la culpa es mía. Sabía que algún día te irías para ser creador de videojuegos. Siempre lo supe, pero no quería aceptarlo. No quería aceptar que ibas a dejarme, y sigo sin querer hacerlo.
-No tienes por qué hacerlo.
-¿A qué te refieres?
-Krisdia- intenté replicar cuando me llamó así, pero me calló poniéndome un dedo en los labios- Eres una gran amiga. Bueno, realmente eres más que eso. Eres la mejor chica que conozco. Eres simplemente perfecta. Siempre intentas ayudar aunque con eso te ganes un montón de problemas. También eres un poco vengativa, pero eso no quita que seas una bellísima persona. Rara vez te derrumbas y siempre antepones la felicidad de quienes te importan a la tuya propia. Sonríes aún cuando estás mal para que no nos preocupemos por ti, aunque sepas de sobra que ya no cuelan tus sonrisas falsas conmigo. Sé que esto te estará sonando muy raro y que, seguramente, me odies cuando te diga esto, pero es la pura y única verdad. Te amo. Estoy locamente enamorado de ti. Cuando te vi al llegar a este instituto me quedé prendado de tu belleza. De esos ojos, completamente distintos. De ese pelo, brillante como la luna que nos ilumina esta noche. De esa sonrisa capaz de animar a cualquiera. No te pido que me correspondas, aunque nada me haría más feliz en este momento, solo te pido que me des una oportunidad para enamorarte. Solo déjame ser el Kirito de tu Asuna, el Natsu de tu Lucy, el Sasuke de tu Sakura, el…
No le dejé continuar. Rodeé su cuello con mis brazos y junté mis labios con los suyos. No sé por qué lo hice exactamente. ¿Alegría? ¿Confusión? ¿Desesperación? ¿Amor? ¿Miedo? Quizá sí. Quizá me sentía alegre por saber que él también me amaba. Quizá me sentía confusa porque pensaba que podría ser una broma. Quizá me sentía desesperada porque no quería que se fuera de mi lado. Quizá lo amaba más que a nada ni a nadie. Quizá tenía miedo. Miedo de que todo fuera un sueño. Miedo de que fuese una broma. Miedo de perderlo. No lo sabía. Lo sentía todo y a la vez no sentía nada.
Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, intenté separarme de él. Cortar el contacto con él y alejarme. Pero no pude. Los brazos de Armin se posaron en mi cintura aprisionándome contra él. No podía moverme. Sentí de pronto su lengua en mi boca buscando la mía. Estaba correspondiendo el beso. No. Lo estaba dirigiendo él. Me tenía totalmente a su merced. No sé cuánto estuvimos así. ¿Horas? ¿Minutos? ¿O tan solo unos segundos? Ni idea. Tan solo sé que la falta de aire nos obligó a separarnos.
-El Kamina de mi Yoko.
-¿Qué?
-Es lo que ibas a decir.
-¿Cómo lo sabías?
-Porque te conozco.
-Y lo haces mejor que nadie… ¿Sabes qué? Alex me dijo que no me ibas a tomar en serio.
-Has salido al exterior por mí, ¿cómo no te iba a tomar en serio?
-Pues sí…
-Armin. Yo no sé qué quiero estudiar ni cómo quiero que sea mi vida en un futuro, pero hay algo que tengo muy claro. Te amo y no pienso dejarte ir.
-¿Eso quiere decir que vas a venir conmigo?
-Exacto, aunque no sepa qué hacer con mi vida tengo claro que el diseño gráfico me parece fascinante y que eres lo más importante de mi vida. Así que iré contigo a estudiar diseño gráfico.
-¿Harás eso por mí?
-Por ti me enfrentaba al Titán Colosal sin nada más que mi esperanza.
-Pues yo por ti le plantaba cara al Rey Espiral con una simple katana.
-¿Ah sí? Pues que sepas que yo soy capaz de cruzar los infiernos por ti.
-¿Con que esas tenemos? Quiero que sepas entonces que yo te quiero tanto que cruzaría las doce casas sin portar armadura alguna solo para salvarte. Que a friki no me gana nadie, Kris.
-Tú quieres guerra, ¿eh?
-Quizá otro día. Por ahora limitémonos a entrar de nuevo al edificio, que tanto aire libre no me hace bien.
-Ja, ja, ja. Este es mi Armin.
Nos tomamos de las manos y entramos de nuevo al lugar de la fiesta. Busqué a Alexy con la mirada, pero no lo encontré. ¿Dónde se habría metido? Pensé que tal vez había logrado engatusar a Kentin para algo, pero él estaba hablando tranquilamente con Nathaniel.
-Hola preciosa, ¿me buscabas?
-¿Eh? ¿Dake?
-Veo que te acuerdas de mí, pero bueno, ¿cómo no acordarse?
-Lárgate Dake, no te buscaba a ti. Es más, no me apetece aguantarte.
-No seas arisca, muñeca. ¿Te has olvidado ya de todo lo que hemos vivido juntos?
-¿Qué? No eres más que un maldito acosador, déjame en paz.
Dake soltó una carcajada y se acercó peligrosamente a mí, pero Armin lo empujó.
-Lo siento amigo, pero no me gusta que intenten ligarse a MI novia. Y menos aún si estoy delante.
-¿Novia? Tsk, tenías que haber empezado por ahí. Ya no me interesas- Dake dijo esto con un tono bastante molesto y se marchó.
-¿T-tú no-novia?
-Bueno, es lo que eres ahora, ¿no?
-S-sí, pero… Suena tan vergonzoso e irreal…
-La verdad es que un poco vergonzoso sí que suena, ja, ja.
De pronto, comenzó a sonar una canción lenta. Miré hacia donde estaba el DJ y me encontré con Alexy al lado de este. Me dedicó una sonrisa y una mirada que interpreté como un “vamos, bailad”. Miré a mi alrededor, a todas las parejas. Jade sacó a Violeta a bailar, Nathaniel optó por bailar con Melody, Rosalya arrastró a Leigh a la pista, Dajan y Kim salieron a la pista entre risas; Lysandro, al parecer, había invitado a Nina a la fiesta y salió con ella a bailar; Ámber se acercó a Castiel, pero este la ignoró y sacó a bailar a Iris. Vale. ¿Qué acababa de pasar? ¿Castiel con Iris? Cada vez la sensación de que todo era un sueño crecía en mi interior y no me gustaba nada. Miré a Armin. Estaba sonrojado. Sostenía mi mano con fuerza. Temblaba. ¿Miedo? ¿Nervios? Quién sabe.
-O-oye Kris, ¿ba-bailarías conmigo?
-Te ha costado decirlo. Por supuesto que sí.
Armin me dedicó una tierna sonrisa y me llevó hasta la pista. Al llegar, pasó sus brazos por mi cintura y yo los míos por su cuello y comenzamos a danzar con la música. Sus ojos se clavaban en los míos y los míos en los suyos. Sonreíamos como dos tontos con un ligero rubor en nuestras mejillas. Estábamos nerviosos, muy nerviosos. Él se sostenía en mí y yo en él. Nos necesitábamos. No podíamos vivir el uno sin el otro. Acortamos la distancia entre nuestros cuerpos y, en el momento que nuestros pechos se tocaron, todo el mundo a nuestro alrededor desapareció. Todo lo que no fuéramos nosotros dos se desintegró. Solo existíamos él y yo en esos momentos. Él era único. Yo era única. Él era mío. Yo era suya. Lo necesitaba. Me necesitaba. Su aire pasó a ser mi aire. Mis latidos pasaron a ser sus latidos. Sus pensamientos pasaron a ser mis pensamientos. Mi existencia pasó a ser su existencia. Nuestras vidas dejaron de tener sentido sin el otro, dejaron de ser propias de cada uno. Era un momento mágico en el que solo estábamos él y yo. Tan solo nosotros poblábamos el mundo. 
Pero, como se suele decir, lo que rápido viene rápido se va. La música cesó de pronto y nuestro mundo mágico de desplomó al instante haciéndonos volver a la realidad. Sin embargo, no nos movimos. Nos quedamos quietos donde estábamos, como si una fuerza extraña nos impidiese el movimiento.
-Chicos- Iris había venido hacia nosotros y me había tocado el hombre, haciéndome salir del misterioso trance en el que me encontraba- La música ha terminado ya, era la última canción. La fiesta ha acabado.
-¿Ya?- pregunté confundida.
-¿Cómo que ya? Si llevamos varias horas. Por cierto- se acercó a mi oído- se te ha corrido el maquillaje.
-¡Oh no!- al oír eso no pude evitar salir corriendo hacia los baños para lavarme la cara- Como cuesta quitarse esto… Es la última vez que me maquillo, es una lata. Pero… la verdad es que ha valido la pena- miré mi reflejo en el espejo con una gran sonrisa y continué lavándome la cara.
-¿Kris?- me llamaron desde detrás de la puerta- ¿Estás ahí?
-Sí. Tranquilo, solo me estoy quitando el maquillaje que se me corrió. Ahora en seguida salgo, Armin.
No hubo respuesta por parte de él, así que supuse que me oyó. Un rato después salí completamente desmaquillada y me lo encontré esperándome pacientemente. Nos dedicamos una sonrisa mutua y salimos del instituto cogidos de la mano.
-Estás mucho más guapa al natural.
-Gracias, tú también.
-¿Me has visto alguna vez maquillado?
-¿Has llevado maquillaje en algún momento?
-Claro, cuando hago cosplay.
-¿Ah sí? No conocía tu faceta cosplayer.
-Todos tenemos un lado oscuro- dijo riendo, pero yo no lo hice. Simplemente me paré- ¿Qué sucede?
-Oye Armin… ¿Qué haremos a partir de ahora?
-Pues… Seguir viviendo.
Me tomó por el mentón y me besó como si fuera la última vez. Nunca sentí tanto amor y miedo como aquella vez. Aquella vez en la que… Debíamos seguir viviendo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario