martes, 20 de enero de 2015

Frío

Nota: he aquí el segundo fanfic de un concurso de Corazón de Melón, no me ha quedado tan bien como el otro, pero me ha costado mucho más sin duda. Al igual que el otro, es algo largo, pero es bastante distinto. También me gustaría deciros una cosa. Sé que estoy tardando muchísimo en subir Caramel o Amor Inmortal (este sobre todo, pero es que la inspiración para este fanfic me está fallando mucho) y en empezar con la segunda edición de Otra Historia Exorcista, pero es porque ahora mismo casi ni tengo tiempo para nada. Sé que podría haber subido algo de esto en Navidad, pero es que necesitaba ver mucho anime desesperadamente y relajarme. Os pido disculpas, en serio, pero es que ahora mismo me encuentro estresada por dos cosas: 1º estoy trabajando en mi primer songfic, que me está quedando bastante decente en mi opinión y 2º he empezado a trabajar en una novela que, creo, se convertirá en mi primera novela y se llamará Mahou (magia). Y ya, por fin, os dejo el fanfic.


 

Llevaba bastante tiempo deseando ir a aquella quedada. Mi querida Rosalya fue quien invitó a todo el mundo esa tarde, tuvo una gran idea. Ella quería que todos nos llevásemos bien entre nosotros, ¡así que incluso Ámber y sus amigas estaban invitadas! No me importaba, pues sabía que la ignorancia era lo mejor que podía utilizar en esos momentos, y podría centrarme en mis amigos de verdad. La hora acordada era a las cinco de la tarde, así que tras haberme enfundado un jersey azul y unos vaqueros negros, salí de casa. ¡No podía ser! ¡Volvía a llegar tarde! Pese a que me moría de frío, olvidé coger mi abrigo por las prisas. Tan solo cogí mi bolso y el dinero justo para el autobús. 
Gracias al cielo, pude tomar el vehículo a tiempo. Llegué a la parada, y parecía que estaba esperando a que yo llegase, porque fue bastante justo. Los quince minutos que estuve allí dentro, parecían interminables. La hora fijada ya había pasado y me estaba poniendo de los nervios. Cuando bajé, suspiré aliviada, ya que creía que jamás llegaría a mi destino. Miré a un lado dispuesta a comenzar a correr,  y entonces me sorprendió encontrarme a Kentin caminando tranquilamente a pocos metros de mí.
-¡Hey! ¡Kentin!- lo llamé mientras corría hacia él, parecía bastante sorprendido de verme- ¿Tú también llegas tarde a la quedada?
-¿A la quedada? ¿Te refieres a la que organizó Rosalya?
-Claro, ¿a cuál si no? ¿Qué pasa? ¿Acaso no vas a ir?
-No, lo siento. La verdad es que… Tengo una cita…
-¿En serio? ¡Me alegro mucho por ti! ¿Y cómo es ella?
-Ella… Pues… ¿Tú no llegabas tarde?
-¡Es cierto! Me voy, te deseo mucha suerte con la cita- le dije antes de salir corriendo.
Mientras corría me puse a pensar. Lo primero que pensé fue que, o estaba muy lejos estaba mi maldito destino o yo era demasiado lenta. Y lo segundo que se me pasó por la cabeza fue lo que Kentin me dijo: “tengo una cita”. Tenía curiosidad por saber cómo era la chica y si asistía a nuestro instituto. Aunque si estudiaba con nosotros, no iba a resultar muy difícil descubrir quién era. Seguía corriendo inmersa en mis pensamientos cuando escuché una voz conocida.
-¡Mirad! ¡Ahí viene! ¡Le voy a decir cuatro cosas!
Era Rosalya. Pero no era la Rosalya de siempre. Esta vez estaba enfadada y no se dirigía hacia mí dispuesta a qué-sé-yo. Seguramente esta vez me mataría por haber llegado casi media hora tarde a la quedada. No pasó mucho tiempo hasta que nos encontramos frente a frente.
-Ho-hola Rosa.
-¿Cómo que “hola Rosa”? ¿Sabes qué hora es? Mira que te avise que no llegaras tarde... ¿Dónde están ahora todos los “tranquila, voy a llegar incluso antes que tú” que decías tanto?
-Eh… Yo… Puedo explicarlo.
-¿Ah sí? Entonces explícamelo.
-Pues… Vale, no tengo excusas. Lo siento.
Rosalya me miró de arriba abajo y suspiró.
-De acuerdo… Pero que no vuelva a pasar.
-Te prometo que esta será la última vez que llegue tarde. Por cierto, ¡¿no tienes frío?!
-¿Eh? No, ¿por qué?
-Nada… Por nada…
¡Santo cielo! ¡¿Cómo no podía tener frío?! Llevaba puesto un vestido cortísimo negro, una chaqueta bastante elegante negra y gris con los botones dorados y unas botas negras con cordones dorados. Estaba loca. Rosalya ya estaba definitivamente loca.
-Hey tabla, ¿sabes cuánto llevamos esperándote?- me dijo Castiel acercándose a mí.
-Yo también me alegro de verte, Castiel- le dije con sarcasmo.
-Cualquiera que os viese diría que sois enemigos- nos dijo Lysandro situándose a nuestro lado- Pero lo cierto es que, por una vez, Castiel tiene razón. ¿Qué te sucedió para que hayas tardado tanto en llegar?
-Solo me despisté, ¿vale?
-¿Qué te despistaste? Yo creo que estabas pensando en cierta persona.
-¿Q-qué? Cla-claro que no.
-No me lo niegues. Estabas tan ocupada meditando qué ropa ponerte para que él se fijase en ti, que olvidaste hasta que hora era. ¿Me equivoco?
-Odio que me conozcas tan bien… Espera, ¿desde cuándo don “no es mi problema” me conoce tan bien?
-Cuando me hablas te escucho, ¿vale?
-¿En serio? Te estás volviendo humano… no sabes cuánto me alegro por ti.
-Yo soy humano- me dijo Castiel algo enfadado- y tú, deja de reírte.
-N-no me estoy riendo- declaró Lysandro intentando contener la risa en vano.
-Hey, contadme el chiste a mí también, que tiene que ser muy bueno si ha conseguido que Lysandro se ría-comentó Armin llegando hasta nosotros.
-¿Ves? Te estás riendo.
-No me estoy riendo. Y no es nada en especial, es solo una de las típicas discusiones de Krisdia y Castiel.
-Ah bueno, entonces no pasará mucho tiempo hasta que pueda disfrutar una.
-Oye Armin, ¿dónde está Alexy? Normalmente habría sido el primero en echarme en cara que llego tarde. Bueno, después de Rosa.
-Ya tenía planes para hoy.
-¿Y Kentin?- preguntó Castiel- Siempre suele estar tras la tabla como un perrito faldero.
-Me dijo que estaba enfermo.
-¿Enfermo? Yo me lo encontré yendo para una cita.
-¿Dónde te lo encontraste?
-Cerca de la parada de autobuses.
-No puedo creerlo… ¿Cómo he podido ser tan tonto?
-Armin, ¿qué pasa?
-Ya sé con quién está Kentin…
-¿Con quién?
-Con mi hermano.
-¡¿Estás de broma?! ¡¿Y me lo estoy perdiendo?!
Estuve a punto de salir corriendo, pero Castiel puso su mano en mi hombro deteniéndome.
-De aquí no te mueves, que bastante tuviste ya con lo del delegado y yo.
-¿Aún estás molesto? Ya te dije que no es mi culpa que hagáis buena pareja.
-Que yo no hago buena pareja con él, ¿por qué no te queda claro que nos odiamos?
-O eso queréis que creamos.
-Mira Krisdia. No me apetece ir a tu funeral, así que me lo llevo antes de que se le valla la pinza y te mate- me dijo Lysandro marchándose con Castiel.
-Que aburridos…- suspiré inflando mis mofletes.
-No es su culpa- afirmó Armin riendo- Intentaste que Nathaniel y Castiel se besaran, eso molestaría a cualquiera.
-Seguro que Kentin y Alexy no se habrían enfadado- escuché cómo Armin dejó escapar un sonido de cabreo- Te molesta que estén juntos ahora mismo, ¿a que sí?
-Pues claro, son mi hermano y mi mejor amigo. Si empiezan a salir me quedo sin nadie que juegue conmigo y si Kentin rechaza a Alex, se deprimirá tanto que no querrá volver a verlo de nuevo y, por lo tanto, yo tampoco podré hacerlo por dañar a mi hermanito.
-¿Y yo qué? Seguro que he jugado contigo muchas más veces que Kentin.
-Bueno… Es que tú…
-¿Yo qué, Armin?
-Pues…
-¡Armin!- gritó una chica abalanzándose sobre el gamer- ¡Tenía tantísimas ganas de verte! ¡Qué suerte que te he visto mientras pasaba por aquí!
-¿Laeti?- pregunté algo desconcertada.
-¿Eh? ¡Hola Kris!- dijo Laeti soltando a Armin- ¿Qué haces aquí?
-Eso debería preguntártelo yo. Por si no lo ves, esto es una quedada.
-¿Ah sí? ¡Pues me apunto!
-Pero es solo para los estudiantes de Sweet Amoris.
-Venga Kris, ¿qué más da?
-A-Armin… Haz lo que quieras, me voy con Castiel y Lys.
No me lo podía creer. Me daban ganas de llorar. ¿Acaso Armin prefería a Laeti? Intenté no darle más vueltas y me fui con Castiel y Lysandro.
-Hola chicos.
-¿Y esa cara?- me interrogó Lysandro- ¿Estás bien?
-Sí tranquilo, es solo que tengo un poco de frío.
-Lo dudo, ¿qué ha pasado con el friki?- me dijo Castiel.
-No ha pasado nada.
-¿Entonces qué diablos haces aquí?
-Castiel, por favor.
-Cállate Lys y deja que conteste.
Ambos chicos me miraron, uno enfadado y otro preocupado. Sabía que les estaba haciendo sufrir. Lo sabía muy bien. Dejé de contener las lágrimas, que escaparon velozmente de mis ojos.
-A-Armin no me hace caso. Lle-lleva semanas ignorándome, y ahora llega Laeti y l-lo aleja aún más de mí. Y-ya no sé qué hacer, estoy desesperada. ¡Y me d-duele!
-Castiel, eres un insensible- acusó Lysandro a Castiel mientras me abrazaba- Krisdia, ¿te apetece que nos alejemos un poco y nos tomemos unos batidos?
-S-sí, por f-favor. Alejadme d-de Armin…
Lysandro me soltó y me llevaron a mi cafetería favorita, que estaba cerca, donde vendían unos batidos realmente deliciosos. Cuando llegamos, nos sentamos y pedimos. Castiel y yo escogimos un batido de chocolate cada uno, mientras que Lysandro optó por un café.
-¿Estás más calmada?
-Sí…
-¿Nos vas a contar ahora qué diablos ha pasado?
-Que duele, eso pasa. Duele que la persona de que estoy enamorada pase de mí durante semanas sin decirme por qué. Me siento como una mierda. Eso es lo único que pasa, pero no podéis entenderlo.
-¿Crees que no puedo entenderlo? La persona a la que más quería me utilizó y me tiró como si fuera un simple juguete. ¿Crees acaso que no sé lo que es sentirse como una mierda?
-Pero es distinto. Debrah era una alimaña asquerosa.
-Sí, y también lo es la que está ahora mismo con Armin.
-¿Y qué puedo hacer, eh? ¿Qué puedo hacer si Armin prefiere las mentiras de Laeti antes que a mí y mi… Lo que quiera que tenga?
-¿Te vas a rendir acaso? Esa no es la Kris que conozco.
-No puedo hacer nada…
-¡Hola!- alcé la mirada para ver quién era el que nos había saludado y me encontré con Alexy y Kentin cogidos de la mano- ¿Qué hacéis aquí? ¿Y la quedada?
-Oh, Alexy…
-No me esperaba esa reacción, ¿estás bien?
-Tiene problemas sentimentales- declaró Lysandro.
-¿Pasó algo con mi hermano?
-Sí, que pasa de mí.
-¿Qué? ¿Cómo va a pasar de ti si no hace más que quedar contigo últimamente?
-¿Pero qué dices Kentin? Hace semanas que no queda conmigo.
-Pues a mí me dice desde hace días que tiene planes contigo.
-Eso no es cierto, mi hermano la tiene abandonada. A mí no hace más que decirme que se va a jugar a videojuegos contigo.
-¿Conmigo?- preguntó extrañado Kentin- Para nada.
-Espera- interrumpió Castiel- ¿No lo habías invitado a uno de esos eventos frikis que tanto os gustan?
-Sí, al de la semana pasada. Pero me dijo que ya tenía planes y que no podía cancelarlos…
-¡¿Qué?! ¡¿No fue?! Con lo que nos esforzamos en el traje…
-¿Qué traje?- preguntó Kentin curioso.
-Este- respondí enseñándole una foto de mi móvil en la que salía haciendo cosplay de Yoko, de Tengen Toppa Gurren Lagann- Le encanta este personaje, pensé que le haría ilusión si iba de ella… Pero ni siquiera se ha dignado en mirar la foto cuando le digo que quiero enseñársela.
-Que idiota- bufó Castiel
-Sí- secundó Kentin- ¿Quién podría pasar de ti? Cualquiera querría verte con el traje de la foto, es tan… ¡Ay! ¿Qué haces Alexy?- el peliazul le había asestado una buena colleja al militar sin mediar palabra.
-¿Cómo te atreves a decir eso estando yo aquí? Eres un idiota. No sé por qué te creí cuando dijiste que ya no te gustaba Kris- dijo Alexy antes de salir corriendo.
-Oh, mierda…
-Kentin- lo llamé- Pastelitos de frambuesa y café moca.
-Gracias- me dijo antes de salir tras Alexy.
-¿Pastelitos de frambuesa y café moca?- me preguntó Castiel confuso.
-Sí, la receta del perdón de Alexy.
-¿Crees que estarán bien?- me cuestionó Lysandro.
-Si Kentin le lleva lo que le he dicho sí.
-¿Y si no lo hace?
-Lo hará.
-¿Pero y si no lo hace?
-Alexy lo tirará por un barranco.
-¿En serio es capaz?
-No lo sé, nunca lo he visto enfadado de verdad. Solo lo supongo. Pero no tiene caso preocuparse, yo ya tengo una que guerra que librar.
-¿Quieres que volvamos?- quiso saber Lysandro.
-Sí, por favor.
Ya habíamos pagado previamente, así que nos levantamos y volvimos a donde estaban los demás. Al parecer, solo Rosalya había notado nuestra ausencia, ya que fue la única en venir a recibirnos e interrogarnos. En seguida notó mis ojos rojos y me vi obligada a contarle lo ocurrido. Se puso furiosa, pero logré calmarla y convencerla de que no me importaba, o al menos eso intenté.
-Vale, ya estoy tranquila. No te creo pero estoy tranquila.
-Bueno, es un comienzo.
-En fin, tengo un plan- me dijo Rosalya pasando olímpicamente de mí- ¡Chicos! ¡Hay un mirador precioso algo lejos de aquí! ¡Tardaremos bastante, pero valdrá la pena! ¡Vamos!- gritó mi amiga empezando a caminar.
-¿Estás loca? ¿Con el frío que hace nos llevas al mirador?
-Calla y sígueme- me respondió Rosalya justo antes de ir con Armin y Laeti- Eres Laeti, ¿no?
-Sí, ¿quién eres tú?
-Me llamo Rosalya, un placer. Kris me ha hablado mucho de ti, ¿sabes?
-¿Ah sí? ¿Y qué os dice sobre mí?
-Puf… Tantas cosas que ni me acuerdo. Las otras chicas querrían conocerte también, ven a verlas- le dijo Rosalya tirando de ella y alejándola de Armin.
-Ho-hola Armin- lo saludé situándome a su lado.
-Hola Kris, ¿estás ya menos cabreada?
-Yo no estaba cabreada.
-Sí que lo estabas y, cambiando de tema, ¿no tienes frío?
-Un poco.
-Ten- me dijo Armin dejándome su chaqueta- Ya casi ha oscurecido y cuando lo haga te morirás de frío. Póntela y no acabarás como Deliora.
-¿Y tú?
-Yo soy como Gray. A mí no me congelan, soy yo quien congela a los demás.
-Estás como una cabra- afirmé riendo mientras me ponía la chaqueta. Me quedaba grande y cubría mis manos, justo como a mí me gusta.
-E-estás adorable.
-¿T-tú crees?
-S-sí, estás muy mona cuando llevas ropa que te queda grande.
-Gracias… O-oye Armin…
-¡Kris!
-¿Laeti? ¿No estabas con Rosa?
-Sí, pero me recordé que tenía que decirte algo. Me la llevo un momento, Armin.
-Claro, no hay problema.
Laeti tiró de mí alejándome bastante del resto del grupo.
-¿A qué juegas?- me preguntó enfadada.
-¿Qué?
-No te hagas la tonta, ¿qué haces con la chaqueta de Armin?
-Me la dio él.
-Sí ya- dijo con sarcasmo- ¿Crees que no sé lo pretendes? ¡Armin es mío!
-Claro que sí. Armin, Dake, Castiel… ¡Y todos los chicos que ves!
-¿Cómo te atreves?
-Mira Laeti. Me trae sin cuidado que intentes ligarte a todos los tíos que ves, pero deja en paz a Armin.
-¿Por qué? ¿Te gusta?
-No, no me gusta. ¡Me encanta y me tiene locamente enamorada! Por eso estoy harta de que intentes apartarlo de mí, especialmente porque lo haces con mentiras.
-Pero él es feliz cuando le dije que era costumer.
-Se dice cosplayer. Y no lo eres, yo sí, pero tú no. No entiendes nada de lo que él te dice mientras que yo entiendo cada palabra. Sois incompatibles.
-Pues si vosotros sois tan compatibles, ¿por qué no estáis saliendo?- no dije nada, no sabía qué decir- ¿Ves? Él no te quiere, por eso es mejor que salga conmigo y no contigo. Solo te lo diré una vez, apártate de mi Armin- me dijo antes de volver con los demás.
No me moví. Tenía razón, Laeti tenía razón. Que Armin no me pidiese salir era porque no sentía nada por mí. Quizá me veía como una amiga, solo como una amiga. Tal vez debía rendirme y dejar que ella se quedase con él. No. No podía hacer eso. Laeti no se parecía a Armin en nada, si empezasen a salir, Armin sufriría mucho. Tenía que evitar que eso pasase. Aunque Armin no sintiera nada por mí debía hacerlo, era mi amigo después de todo. Me sequé las lágrimas que habían logrado escapar de mis ojos y volví junto a Armin.
-Vaya, Laeti me había dicho que te ibas con Castiel y Lysandro- me dijo mi amigo cuando me vio llegar.
-Sí, lo que pasa es que están hablando sobre el grupo y no me interesa mucho ese tema, la verdad.
-Yo te doy mejores temas de conversación, ¿eh?
-Por supuesto. Por cierto, ¿has visto ya el primer capítulo de Ansatsu Kyoushitsu?
-Sí, está genial.
-¿Tú lo has visto Laeti?
-¿Eh? No… Es que… No me llama demasiado.
-¿En serio?- preguntó Armin algo extrañado- ¿Acaso te gustan más los animes de amor y eso?
-Pues sí, la verdad. Como yo soy tan romántica…
-Entonces tienes que estar viendo la segunda temporada de Kamisama Hajimemashita, ¿verdad?
-Bueno, lo cierto es que me vi la primera temporada y no me gustó mucho, así que tampoco.
-¿De veras?- cuestionó Armin- ¿Entonces cuál estás siguiendo? ¿Binan Koukou Chikyuu Bouei Bu Love? ¿Death Parade? ¿Junketsu no Maria? ¿The Idolm@ster Cinderella Girls?
-L-lo cierto es que esta temporada no me atrae demasiado, por lo que no estoy siguiendo ninguno.
Este fue, más o menos, nuestro plan hasta que llegamos al mirador. Laeti comenzó a atacarme e intentar dejarme mal, pero yo sabía defenderme bien y contraatacaba. Sabía que no debía ponerme a su nivel, pero lo estaba haciendo por Armin. Lo hacía para protegerlo de Laeti. Cuando nos encontramos en el mirador era completamente de noche, pero aún así, Laeti le pidió a mi querido gamer que le comprase un batido. Armin fue a complacerla y, mientras, ella se dedicó a atacarme verbalmente.
-Ya basta, Kris. Te dije que no te acercaras a Armin de nuevo.
-Tú no me mandas.
-¿Acaso eres tan tonta que sigues sin darte cuenta de que me prefiere a mí?
-Me da igual a quién prefiera. Solo sé que no voy a dejar que le hagas daño.
-¿Cómo podría hacerle daño a alguien a quien quiero?
-No lo quieres, simplemente te atrae. Por eso eres capaz de mentirle sin remordimientos, no sientes nada por él.
-Sí, tienes razón. No siento nada por Armin, por eso lo he engañado desde que lo conocí. Sin embargo, él estaría mucho mejor conmigo que contigo. Solo mírame, soy un monumento de mujer. En cambio, tú no eres más que una friki asquerosa y plana.
-¿Podría alguien no mencionar el tamaño de mi pecho por una vez?- farfullé para mis adentros- Te recuerdo que Armin también es friki, y seguramente más que yo.
-Ya me encargaré de hacer que deje de serlo. A ver qué tiene más poder: sus tontos juegos y esos dibujitos que ve, o yo y mis atributos femeninos.
-Eres horrible…
-Puede, pero seré yo quien se lleve a Armin.
-Lo dudo mucho- dijo el susodicho tirando el batido en la cabeza de Laeti.
-A-Armin, ¿qué haces? Me has llenado de batido.
-Que te den Laeti, eres una falsa asquerosa. Me dan igual tus atributos femeninos y tus mierdas; siempre elegiré mis “tontos juegos”, esos “dibujitos” que veo y, por supuesto, a Kris. Por muy plana que esté, la prefiero a ella.
Laeti nos miró con asco a Armin y a mí y se marchó.
-No estoy tan plana, ¿sabes?
-¿Ah no?
-No- le respondí mientras le enseñaba la foto del cosplay de Yoko.
-¿Eres tú?
-Sí, el fin de semana pasado en el evento. El evento al que no quisiste ir.
-No es que no quisiera, es que no podía.
-Claro, ahora nunca puedes quedar conmigo.
-Puedo explicártelo.
-Pues adelante, estoy deseando oír algo que no sean excusas baratas.
-Está bien, cierra los ojos.
Lo miré con desconfianza, pero al final lo hice. Sentí cómo Armin tocaba mi cuello y mi pelo. Finalmente me dijo que abriera los ojos, pero no podía creerme lo que estaba viendo. Había un collar de oro rodeando mi cuello. Era realmente precioso. Tenía una cadena muy fina y una piedra roja en forma de corazón.
-Dios mío…
-Llevo todas estas semanas trabajando por las tardes para compártelo.
-¿Por qué?
-Alexy me dijo que lo habíais visto un día y que te había encantado.
-Cielos Armin, muchísimas gracias. ¿Cómo podré agradecértelo?
-Se me ocurre una forma.
Se acercó mucho a mí. Nuestros labios casi se tocaban. Sentía su cálido aliento chocando contra el mío y avanzando hasta mi rostro, hasta mis labios. Pero, de pronto, comencé a escuchar un extraño sonido bastante molesto. Empecé a marearme y a ver borroso. Dejé de sentir a Armin, dejé de sentir todo lo que antes percibía perfectamente. Cerré los ojos con fuerza y los abrí al instante, pero me encontraba en un lugar completamente diferente. Estaba en mi habitación, y parecía que me había quedado dormida encima de mi escritorio. El ruido molesto, sin embargo, seguía sonando; busqué su procedencia y vi que era mi móvil. Lo cogí y respondí.
-¿Sí?- pregunté medio dormida.
-¡Kris!
-¿Qué quieres Rosa?
-¡¿Cómo que qué quiero?! ¡Son casi las cinco y media! ¡¿Dónde leches estás?!
-¿De qué hablas? Estoy en mi casa, ¿por qué?
-¡La quedada Kris! ¡La quedada de las cinco!
-¡Oh no!- eso fue justo lo que necesité para despertarme- Me quedé dormida, lo siento muchísimo Rosa. Ahora mismo salgo para allí.
-¡Ya te vale! ¡No tardes!
Colgué el teléfono y salí corriendo de casa. Lo había soñado todo. Corrí hasta la parada del autobús y logré subirme justo antes de que se fuera. Me senté en el primer sitio que encontré y entonces me di cuenta de que se me había olvidado la chaqueta en casa…

jueves, 1 de enero de 2015

Fin de año en Sweet Amoris

 


 
Era fin de año y mis padres se habían ido a celebrarlo en casa de mis abuelos. Me preguntaron si quería ir con ellos, pero sabía bien que me encontraría con todas mis primas y, sinceramente, no las aguanto, así que decidí quedarme en casa. Cuando vi el coche de mis padres alejarse, me di cuenta de que no quería celebrar el fin de año sola, por lo que empecé a organizar una fiesta. Llamé a todos mis amigos del instituto, pero me desmotivé mucho al oír sus respuestas. “Me gustaría, pero mi familia y yo vamos a celebrarlo con Leigh y sus padres” me dijo Rosalya. “Lo siento, siempre lo celebro con mi familia. Es una especie de tradición irrompible” me contestó Iris. “Perdón, pero estoy en Londres con mis tíos” se excusó Melody. Y así todos excepto los chicos de siempre.

Al parecer a todos les vino como anillo al dedo mi plan, así que los seis dijeron que sí. “Por fin tienes una idea inteligente, tabla de planchar. Gracias a ti me libraré de una horrible comida familiar” me dijo Castiel. “Por supuesto, Leigh y Rosalya lo celebraran juntos con mis padres y quería estar solo en fin de año, ni tampoco hacer de sujeta velas en la Campiña” me respondió Lysandro. “Claro, estaré encantado de ir y de librarme de mi familia un rato” me contestó Nathaniel. “Gracias, gracias, gracias. Acabas de salvarme la vida” me dijo Kentin, sigo sin saber el por qué de su reacción. Y los gemelos… bueno, digamos que también les salvé la vida. Nuestra conversación fue demasiado larga y extraña, así que la resumo en dos palabras: familia odiosa. Resulta que, a pesar de lo increíbles que son sus padres, el resto de su familia es tremendamente odiosa y cada año ambos acaban el año con deseos asesinos.

Nada más acabar con las llamadas, los gemelos se presentaron en mi casa para ayudarme a organizar la fiesta. Decoramos la casa un poco más de lo que ya estaba porque, según Alexy, estaba muy sosa. Luego fuimos a comprar comida, menuda aventura fue eso. Armin quería comprar todos los dulces y comida basura que veía, mientras que Alexy insistía en helado y galletas de chocolate (no es necesario decir para quién eran las susodichas). Al final nos llevamos un montón de dulces, helado, pizzas y, por supuesto, las uvas. Y luego llegó el mejor, o el peor, momento de todos: ir a comprar ropa. Corrimos hasta mi casa y colocamos todo rápidamente en la cocina para luego ir al centro comercial a toda prisa para renovar nuestros armarios. Y si me preguntáis cómo arrastramos a Armin al lado oscuro, le dijimos que necesitábamos videojuegos para entretenernos. Pobrecillo. Primero empezamos por una tienda de ropa femenina, en la que Alexy no paró de sacar y sacar prendas que, según él, me quedarían extremadamente bien. Y luego arrastramos al pobre Armin a comprar ropa para ellos dos. Aquello sí que fue el infierno para el pobre pelinegro. Pero al terminar, para compensarlo, me escabullí mientras pagaban y fui a comprarle el Far Cry 4, que sabía que tenía muchas ganas de comprarlo. Cuando se lo di como disculpa por haberle hecho ir de compras, le faltó tiempo para darme un gran abrazo y arrebatarme el juego para, como él dijo, protegerlo de su diabólico gemelo.

Finalmente llegó la hora de la fiesta. El primero en llegar fue Nathaniel, que trajo una botella de champan. Y yo que lo creía responsable… luego llegó Kentin, que traía una pequeña tarta de chocolate que Alexy casi tira al suelo cuando se abalanzó sobre el moreno. Y, al final, llegaron Castiel y Lysandro con una botella de vino. ¿Estos querían volver a jugar a la botella o qué?

-Bueno, ya estamos todos- dije yo posando la botella de vino en la mesa.

-¿En serio?- preguntó Castiel extrañado.

-Sí… al parecer todos los demás tenían planes ya. No sé cómo me las apaño para acabar siempre con vosotros.

-Oh venga, no hagas como si no te gustara- me dijo Castiel pasando un brazo por mis hombros.

-Lo siento Castiel- dijo Nathaniel alejándome del pelirrojo y pasando su brazo por mi cintura- pero ella prefiere estar conmigo.

-¿Cómo dices delgado? Ella me prefiere a mí.

-Te equivocas, me prefiere a mí.

-¡Callaos!- grité poniendo orden- como volváis a hacer esto os hecho de mi casa a patadas, ¿queda claro?

-Sí…- dijeron ambos chicos a coro mientras los demás intentaban ocultar sus risas.

-Bueno, pues entonces vamos a cenar.

Nos sentamos en la gran mesa del comedor en la que entraban un total de ocho personas. A mí me pusieron a presidir la mesa. A mi derecha estaban Nathaniel, Alexy y Kentin; y a mi izquierda Castiel, Armin y Lysandro. La cena pasó tranquilamente, sin muchos sobresaltos, hasta que Castiel empezó a contarle a Armin formas de torturar a sus odiosos familiares, pero en cuanto Lysandro se unió y comenzó a hablarles de distintas torturas antiguas dejé de prestarles atención y entablé una agradable conversación con Nathaniel. Hablamos de bastantes cosas, principalmente de cine y lectura, aunque luego nos distanciamos de nuestros temas habituales y empezamos a cotillear un poco. Aunque no lo parezca, Nathaniel es bastante cotilla, o mejor dicho, se lo contagié yo. Me contó bastantes cosas sobre su hermana que me mataron de risa, pero me hizo prometer que no las usaría en su contra a menos que fuera necesario y así lo hice. Luego le estuve hablando yo cosas sueltas de las que me iba acordando, pero en seguida saltamos a nuestro punto central. Comenzamos a hablar de la parejita que el delgado tenía a su lado. Kentin y Alexy estaban más acaramelados que de costumbre. El peliazul estaba prácticamente pegado al militar y este no se quejaba, es más, tenía su mano en la espalda.

-Oye Nath, ¿qué te parece si les decimos algo?

-Te gusta el peligro, ¿eh?

-Oh venga ya, sé que tú también estás deseando saber por qué están así.

-Vale… pero todo esto es culpa tuya por engancharme al cotilleo.

-Lo sé, eres mi obra maestra- le dije riendo- ¡hey! ¿No estáis vosotros dos muy pegaditos hoy?

Los chicos se separaron rápidamente con un gran sonrojo en sus caras, pero no dijeron ni una palabra.

-Venga Alex- le dijo Armin- que os han pillado.

-¿Así que estáis saliendo?- pregunté yo pícaramente.

-Bu-bueno… nosotros…

-Vale, Alexy y yo estamos saliendo.

-¡Lo sabía! ¿Por qué no me lo habéis dicho?

-Es que…- empezó a decir Alexy- te lo iba a decir, pero justo ese día te oí decirle a Violeta que te gustaba Kentin y… no me atreví.

-¿Kentin? ¿A mí? Yo nunca he dicho eso. A ver, adoro a Kentin, pero para mí es como un hermano.

-¿Entonces no te gusto? Tengo la sensación de que he perdido años de mi vida.

-Pues algo así… pero al resto, ni se os ocurra emparejaros que me dejáis sola.

-¿Entre nosotros?- preguntó Lysandro confundido.

-Pues… sí. Es que Castiel pega muy bien con Nath mientras que Armin y tú hacéis muy buena pareja…

-Tranquila, que yo con el delegado no me junto ni loco.

-Lo mismo digo. Por cierto, tienes justificantes de ausencia por firmar.

-Chicos, ¿vosotros queréis que os eche a patadas?

-¿Qué tal si preparamos las uvas?- dijo Nathaniel como si nada recuperando la compostura.

-Por una vez estoy de acuerdo con el delegado, ya casi son las doce.

Rápidamente recogimos todo y nos sentamos frente al televisor con las uvas decidiendo qué canal poner para ver las campanadas.

-Pon el 7, que las dan unos actores que me gustan- dijo Alexy, que estaba sentado en el suelo entre las piernas de Kentin.

-¿Cómo que te gustan?- le preguntó el militar.

-Pues eso, que me parecen muy sexys… pero no más que tú, tranquilo- le respondió dándole un tierno beso en la mejilla.

-Chicos, ¿por qué no vais al dormitorio?- dijo Castiel divertido.

-¿Qué? De eso nada. Kentin, como le hagas algo a mi hermanito te mataré.

-Mira que te gusta liarla, Castiel- le dijo Lysandro, que estaba sentado en un sillón individual.

-Ay Armin, no te muevas tanto- reñí yo al gamer ya que él estaba en el sofá entre Castiel y Nathaniel y yo me encontraba en el suelo apoyada entre sus piernas. Aunque no fuéramos pareja ni nada de eso teníamos muchísima confianza, bueno, al igual que con el resto de chicos.

-Perdón, perdón.

-A ver, ¿a alguien le importa realmente quién dé las campanadas o deje de darlas?

-No- respondieron todos a coro.

-Pues entonces le doy a un número al azar y listo.

Le di a un número aleatoriamente y acabamos en el canal 4. En seguida el carrillón bajó y sonaron los cuartos.

-¡Venga! ¡Que ahí vienen!- gritó Armin entusiasmado.

Las campanadas empezaron a sonar y nosotros comenzamos a comer las uvas. Cuando terminaron, gritamos como pudimos “¡Feliz Año Nuevo!” y abrimos el champan y el vino. Al parecer, tan solo Lysandro fue capaz de comérselas todas. Los gemelos y Nathaniel se habían atragantado con ellas y les tuvimos que echar una mano. Castiel y yo acabamos con la boca llena de uvas y casi no podíamos masticarlas. Y Kentin tiró la toalla en la novena campanada al notar que Alexy se estaba ahogando con las dichosas uvas.

-Bueno chicos- dije yo- ¿ya tenéis vuestros propósitos para este año?

-Por supuesto- dijeron Castiel y Nathaniel a coro.

-¿En serio?- pregunté entre risas- ¿y cuáles son si puede saberse?

-Yo me he propuesto esforzarme mucho más con el grupo y sacar un disco.

-¿Por qué no te propones mejor no faltar tanto a clase o firmarme los dichosos justificantes?

-Tú a callar delegado, que a saber qué propósito has decidido tú.

-Pues yo me he propuesto no ser tan serio este año.

-Mucho ánimo Nath- le dijo yo intentando aguantar la risa- ¿y tú Lys? ¿Te has propuesto lo mismo que Castiel?

-No, yo me he propuesto no perder mi libreta.

-Vamos, lo mismo de todos los años- dijo Castiel.

-¿Te propones eso cada año?- le preguntó Armin.

-Sí, algún año pasará. Al menos eso espero.

-Menuda fe tienes- dijo Armin riendo- tendrías que proponerte cosas más sencillas, como hago yo. Este año me he propuesto pasarme más juegos que el año pasado.

-Qué raro- dijimos todos con ironía.

-¡Oye! Encima que os lo cuento- dijo fingiendo dolor.

-¿Y los tortolitos?- pregunté- ¿qué os habéis propuesto?

-Yo no comprarle tanta ropa a Armin, que luego se enfada porque no tiene sitio para sus videojuegos.

-Pues yo me he propuesto aguantar a este todo el año.

-¿En serio?- le preguntó Alexy.

-Asúmelo hermanito, no hay quien te aguante- todos estallamos a reír ante el comentario de Armin que ya sabíamos lo decía de mentira.

-¿Y tú que te has propuesto?- me preguntó Lysandro cuando dejamos de reír.

-Pues… yo me he propuesto echarme novio.

-¿Ah sí?- preguntaron todos los chicos con interés salvo Alexy, que le dio una suave bofetada a su novio por demostrar interés.

-¿Y estás pensando en alguien?- me preguntó Nathaniel.

-E-eso es secreto. Ya lo sabréis en su momento.

-¡Tengo una idea!- dijo Castiel- juguemos a la botella.

-¿Qué? ¿Otra vez? Ni loco- dijo Kentin molesto.

-Pues a mí me parece buena idea- dijo Armin.

-Ya bueno- dijo Alexy- jugad vosotros si queréis, pero con Kentin y conmigo no contéis.

El peliazul y el militar se sentaron juntos en el sofá y el resto nos sentamos en un círculo con la botella de champan, que ya nos habíamos acabado, en el centro.

-Venga, empieza tú- me dijo Lysandro.

-¿Yo?

-Sí, tú- dijeron todos a coro.

-Está bien, está bien. Pero no me disparéis.

Giré la botella que se detuvo justo delante del chico que ni podía sacar de mi mente. La botella se había detenido frente a…

Nota: espero que os haya gustado aunque no sea muy bueno. Puede que algún día os hable de lo que ocurrió la otra vez que jugaron a la botella, cómo empezaron a salir Kentin y Alexy o qué pasará en un futuro. Aunque, obviamente, tendría que hacer un fanfic con cada chico ya que sois vosotras las que decidís con quién acaba esta Sucrette. Y para que no se me olvide: ¡FELIZ 2015!