Era fin
de año y mis padres se habían ido a celebrarlo en casa de mis abuelos. Me
preguntaron si quería ir con ellos, pero sabía bien que me encontraría con
todas mis primas y, sinceramente, no las aguanto, así que decidí quedarme en
casa. Cuando vi el coche de mis padres alejarse, me di cuenta de que no quería
celebrar el fin de año sola, por lo que empecé a organizar una fiesta. Llamé a
todos mis amigos del instituto, pero me desmotivé mucho al oír sus respuestas. “Me
gustaría, pero mi familia y yo vamos a celebrarlo con Leigh y sus padres” me
dijo Rosalya. “Lo siento, siempre lo celebro con mi familia. Es una especie de
tradición irrompible” me contestó Iris. “Perdón, pero estoy en Londres con mis
tíos” se excusó Melody. Y así todos excepto los chicos de siempre.
Al
parecer a todos les vino como anillo al dedo mi plan, así que los seis dijeron
que sí. “Por fin tienes una idea inteligente, tabla de planchar. Gracias a ti
me libraré de una horrible comida familiar” me dijo Castiel. “Por supuesto,
Leigh y Rosalya lo celebraran juntos con mis padres y quería estar solo en fin
de año, ni tampoco hacer de sujeta velas en la Campiña” me respondió Lysandro. “Claro,
estaré encantado de ir y de librarme de mi familia un rato” me contestó
Nathaniel. “Gracias, gracias, gracias. Acabas de salvarme la vida” me dijo
Kentin, sigo sin saber el por qué de su reacción. Y los gemelos… bueno, digamos
que también les salvé la vida. Nuestra conversación fue demasiado larga y
extraña, así que la resumo en dos palabras: familia odiosa. Resulta que, a
pesar de lo increíbles que son sus padres, el resto de su familia es
tremendamente odiosa y cada año ambos acaban el año con deseos asesinos.
Nada
más acabar con las llamadas, los gemelos se presentaron en mi casa para
ayudarme a organizar la fiesta. Decoramos la casa un poco más de lo que ya
estaba porque, según Alexy, estaba muy sosa. Luego fuimos a comprar comida, menuda
aventura fue eso. Armin quería comprar todos los dulces y comida basura que
veía, mientras que Alexy insistía en helado y galletas de chocolate (no es
necesario decir para quién eran las susodichas). Al final nos llevamos un montón
de dulces, helado, pizzas y, por supuesto, las uvas. Y luego llegó el mejor, o
el peor, momento de todos: ir a comprar ropa. Corrimos hasta mi casa y
colocamos todo rápidamente en la cocina para luego ir al centro comercial a
toda prisa para renovar nuestros armarios. Y si me preguntáis cómo arrastramos
a Armin al lado oscuro, le dijimos que necesitábamos videojuegos para entretenernos.
Pobrecillo. Primero empezamos por una tienda de ropa femenina, en la que Alexy
no paró de sacar y sacar prendas que, según él, me quedarían extremadamente
bien. Y luego arrastramos al pobre Armin a comprar ropa para ellos dos. Aquello
sí que fue el infierno para el pobre pelinegro. Pero al terminar, para
compensarlo, me escabullí mientras pagaban y fui a comprarle el Far Cry 4, que
sabía que tenía muchas ganas de comprarlo. Cuando se lo di como disculpa por
haberle hecho ir de compras, le faltó tiempo para darme un gran abrazo y
arrebatarme el juego para, como él dijo, protegerlo de su diabólico gemelo.
Finalmente
llegó la hora de la fiesta. El primero en llegar fue Nathaniel, que trajo una
botella de champan. Y yo que lo creía responsable… luego llegó Kentin, que
traía una pequeña tarta de chocolate que Alexy casi tira al suelo cuando se
abalanzó sobre el moreno. Y, al final, llegaron Castiel y Lysandro con una
botella de vino. ¿Estos querían volver a jugar a la botella o qué?
-Bueno,
ya estamos todos- dije yo posando la botella de vino en la mesa.
-¿En
serio?- preguntó Castiel extrañado.
-Sí… al
parecer todos los demás tenían planes ya. No sé cómo me las apaño para acabar
siempre con vosotros.
-Oh
venga, no hagas como si no te gustara- me dijo Castiel pasando un brazo por mis
hombros.
-Lo
siento Castiel- dijo Nathaniel alejándome del pelirrojo y pasando su brazo por
mi cintura- pero ella prefiere estar conmigo.
-¿Cómo
dices delgado? Ella me prefiere a mí.
-Te
equivocas, me prefiere a mí.
-¡Callaos!-
grité poniendo orden- como volváis a hacer esto os hecho de mi casa a patadas,
¿queda claro?
-Sí…-
dijeron ambos chicos a coro mientras los demás intentaban ocultar sus risas.
-Bueno,
pues entonces vamos a cenar.
Nos
sentamos en la gran mesa del comedor en la que entraban un total de ocho
personas. A mí me pusieron a presidir la mesa. A mi derecha estaban Nathaniel,
Alexy y Kentin; y a mi izquierda Castiel, Armin y Lysandro. La cena pasó
tranquilamente, sin muchos sobresaltos, hasta que Castiel empezó a contarle a
Armin formas de torturar a sus odiosos familiares, pero en cuanto Lysandro se
unió y comenzó a hablarles de distintas torturas antiguas dejé de prestarles
atención y entablé una agradable conversación con Nathaniel. Hablamos de
bastantes cosas, principalmente de cine y lectura, aunque luego nos
distanciamos de nuestros temas habituales y empezamos a cotillear un poco.
Aunque no lo parezca, Nathaniel es bastante cotilla, o mejor dicho, se lo
contagié yo. Me contó bastantes cosas sobre su hermana que me mataron de risa,
pero me hizo prometer que no las usaría en su contra a menos que fuera
necesario y así lo hice. Luego le estuve hablando yo cosas sueltas de las que
me iba acordando, pero en seguida saltamos a nuestro punto central. Comenzamos
a hablar de la parejita que el delgado tenía a su lado. Kentin y Alexy estaban
más acaramelados que de costumbre. El peliazul estaba prácticamente pegado al
militar y este no se quejaba, es más, tenía su mano en la espalda.
-Oye
Nath, ¿qué te parece si les decimos algo?
-Te
gusta el peligro, ¿eh?
-Oh
venga ya, sé que tú también estás deseando saber por qué están así.
-Vale…
pero todo esto es culpa tuya por engancharme al cotilleo.
-Lo sé,
eres mi obra maestra- le dije riendo- ¡hey! ¿No estáis vosotros dos muy pegaditos
hoy?
Los
chicos se separaron rápidamente con un gran sonrojo en sus caras, pero no
dijeron ni una palabra.
-Venga
Alex- le dijo Armin- que os han pillado.
-¿Así
que estáis saliendo?- pregunté yo pícaramente.
-Bu-bueno…
nosotros…
-Vale,
Alexy y yo estamos saliendo.
-¡Lo
sabía! ¿Por qué no me lo habéis dicho?
-Es que…-
empezó a decir Alexy- te lo iba a decir, pero justo ese día te oí decirle a
Violeta que te gustaba Kentin y… no me atreví.
-¿Kentin?
¿A mí? Yo nunca he dicho eso. A ver, adoro a Kentin, pero para mí es como un
hermano.
-¿Entonces
no te gusto? Tengo la sensación de que he perdido años de mi vida.
-Pues
algo así… pero al resto, ni se os ocurra emparejaros que me dejáis sola.
-¿Entre
nosotros?- preguntó Lysandro confundido.
-Pues…
sí. Es que Castiel pega muy bien con Nath mientras que Armin y tú hacéis muy
buena pareja…
-Tranquila,
que yo con el delegado no me junto ni loco.
-Lo
mismo digo. Por cierto, tienes justificantes de ausencia por firmar.
-Chicos,
¿vosotros queréis que os eche a patadas?
-¿Qué
tal si preparamos las uvas?- dijo Nathaniel como si nada recuperando la
compostura.
-Por
una vez estoy de acuerdo con el delegado, ya casi son las doce.
Rápidamente
recogimos todo y nos sentamos frente al televisor con las uvas decidiendo qué
canal poner para ver las campanadas.
-Pon el
7, que las dan unos actores que me gustan- dijo Alexy, que estaba sentado en el
suelo entre las piernas de Kentin.
-¿Cómo
que te gustan?- le preguntó el militar.
-Pues
eso, que me parecen muy sexys… pero no más que tú, tranquilo- le respondió
dándole un tierno beso en la mejilla.
-Chicos,
¿por qué no vais al dormitorio?- dijo Castiel divertido.
-¿Qué?
De eso nada. Kentin, como le hagas algo a mi hermanito te mataré.
-Mira que
te gusta liarla, Castiel- le dijo Lysandro, que estaba sentado en un sillón
individual.
-Ay
Armin, no te muevas tanto- reñí yo al gamer ya que él estaba en el sofá entre
Castiel y Nathaniel y yo me encontraba en el suelo apoyada entre sus piernas.
Aunque no fuéramos pareja ni nada de eso teníamos muchísima confianza, bueno,
al igual que con el resto de chicos.
-Perdón,
perdón.
-A ver,
¿a alguien le importa realmente quién dé las campanadas o deje de darlas?
-No-
respondieron todos a coro.
-Pues
entonces le doy a un número al azar y listo.
Le di a
un número aleatoriamente y acabamos en el canal 4. En seguida el carrillón bajó
y sonaron los cuartos.
-¡Venga!
¡Que ahí vienen!- gritó Armin entusiasmado.
Las
campanadas empezaron a sonar y nosotros comenzamos a comer las uvas. Cuando
terminaron, gritamos como pudimos “¡Feliz Año Nuevo!” y abrimos el champan y el
vino. Al parecer, tan solo Lysandro fue capaz de comérselas todas. Los gemelos
y Nathaniel se habían atragantado con ellas y les tuvimos que echar una mano.
Castiel y yo acabamos con la boca llena de uvas y casi no podíamos masticarlas.
Y Kentin tiró la toalla en la novena campanada al notar que Alexy se estaba
ahogando con las dichosas uvas.
-Bueno
chicos- dije yo- ¿ya tenéis vuestros propósitos para este año?
-Por
supuesto- dijeron Castiel y Nathaniel a coro.
-¿En
serio?- pregunté entre risas- ¿y cuáles son si puede saberse?
-Yo me
he propuesto esforzarme mucho más con el grupo y sacar un disco.
-¿Por
qué no te propones mejor no faltar tanto a clase o firmarme los dichosos
justificantes?
-Tú a
callar delegado, que a saber qué propósito has decidido tú.
-Pues
yo me he propuesto no ser tan serio este año.
-Mucho ánimo
Nath- le dijo yo intentando aguantar la risa- ¿y tú Lys? ¿Te has propuesto lo
mismo que Castiel?
-No, yo
me he propuesto no perder mi libreta.
-Vamos,
lo mismo de todos los años- dijo Castiel.
-¿Te
propones eso cada año?- le preguntó Armin.
-Sí,
algún año pasará. Al menos eso espero.
-Menuda
fe tienes- dijo Armin riendo- tendrías que proponerte cosas más sencillas, como
hago yo. Este año me he propuesto pasarme más juegos que el año pasado.
-Qué
raro- dijimos todos con ironía.
-¡Oye!
Encima que os lo cuento- dijo fingiendo dolor.
-¿Y los
tortolitos?- pregunté- ¿qué os habéis propuesto?
-Yo no
comprarle tanta ropa a Armin, que luego se enfada porque no tiene sitio para
sus videojuegos.
-Pues
yo me he propuesto aguantar a este todo el año.
-¿En
serio?- le preguntó Alexy.
-Asúmelo
hermanito, no hay quien te aguante- todos estallamos a reír ante el comentario
de Armin que ya sabíamos lo decía de mentira.
-¿Y tú
que te has propuesto?- me preguntó Lysandro cuando dejamos de reír.
-Pues…
yo me he propuesto echarme novio.
-¿Ah
sí?- preguntaron todos los chicos con interés salvo Alexy, que le dio una suave
bofetada a su novio por demostrar interés.
-¿Y
estás pensando en alguien?- me preguntó Nathaniel.
-E-eso
es secreto. Ya lo sabréis en su momento.
-¡Tengo
una idea!- dijo Castiel- juguemos a la botella.
-¿Qué?
¿Otra vez? Ni loco- dijo Kentin molesto.
-Pues a
mí me parece buena idea- dijo Armin.
-Ya
bueno- dijo Alexy- jugad vosotros si queréis, pero con Kentin y conmigo no
contéis.
El
peliazul y el militar se sentaron juntos en el sofá y el resto nos sentamos en
un círculo con la botella de champan, que ya nos habíamos acabado, en el
centro.
-Venga,
empieza tú- me dijo Lysandro.
-¿Yo?
-Sí,
tú- dijeron todos a coro.
-Está
bien, está bien. Pero no me disparéis.
Giré la
botella que se detuvo justo delante del chico que ni podía sacar de mi mente.
La botella se había detenido frente a…
Nota: espero que os haya gustado aunque no sea muy bueno. Puede que algún día os hable de lo que ocurrió la otra vez que jugaron a la botella, cómo empezaron a salir Kentin y Alexy o qué pasará en un futuro. Aunque, obviamente, tendría que hacer un fanfic con cada chico ya que sois vosotras las que decidís con quién acaba esta Sucrette. Y para que no se me olvide: ¡FELIZ 2015!
Nota: espero que os haya gustado aunque no sea muy bueno. Puede que algún día os hable de lo que ocurrió la otra vez que jugaron a la botella, cómo empezaron a salir Kentin y Alexy o qué pasará en un futuro. Aunque, obviamente, tendría que hacer un fanfic con cada chico ya que sois vosotras las que decidís con quién acaba esta Sucrette. Y para que no se me olvide: ¡FELIZ 2015!
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