miércoles, 24 de diciembre de 2014

L'histoire de la dance de l'amour. Epílogo

Nota: os dejo aquí el epílogo de mi fanfic de Corazón de Melón. Siento anunciaros que quedé segunda, cosa que me ha deprimido mucho debido a que el fanfic ganador estaba peor narrado que el mío y su historia me resultó bastante típica y predecible. Pero  eso me tiene que ayudar a mejorar cada día. Espero que os guste el epílogo. Y, si todo sale bien, mañana tendréis el fanfic navideño.


Han pasado diez años desde aquel día. Desde aquel día en el que seguimos viviendo. Muchas cosas han cambiado en mi vida desde entonces. Muchos son los amigos con los que no volví a hablar nunca, pero muchos son también a los que habitualmente veo. Sin embargo, nunca me he arrepentido de la decisión que tomé y estoy segura de que jamás lo haré.

Unos meses después de aquel día, Armin y yo nos fuimos juntos a estudiar diseño gráfico. Lo cierto es que la carrera me resultó muy entretenida y Armin resultó tener un don para ello. Cinco años después, nada más acabar la carrera, Armin me propuso matrimonio y yo acepté sin dudarlo ni un instante. Poco después de esto, una de las mejores empresas de videojuegos contrató a Armin. Dos años más tarde nació nuestra pequeña Nia, que es idéntica a mí en todo salvo en los ojos, que tiene los de Armin. Y además, dentro de dos meses, nacerá Simón. Actualmente Armin es uno de los mejores creadores de videojuegos que hay en todo el mundo, si el crea un juego seguro que tiene un gran éxito. Yo, en cambio, no trabajo en “lo mío”, pero sí que lo hago dentro del mundillo friki. Me dedico a doblar videojuegos, cosa que nunca me planteé y que me encanta. La verdad es que adoro mi vida actual. Armin siempre es atento conmigo, mi trabajo es maravilloso, tenemos una preciosa hija y pronto vendrá nuestro segundo hijo. Nunca me habría imaginado que mi vida fuera a ser tan increíble, ¿cómo podría arrepentirme de ese “sí quiero” que dije hace cinco años en el altar?

Respecto a mis compañeros de Sweet Amoris… De Ámber y sus amigas no he vuelto a saber nada; al igual que de Kim, Peggy, Dake, Jade y Dajan. De Kentin tan solo sé que se metió en el ejército, pero no lo he vuelto a ver. A Melody se la puede ver habitualmente en las noticias, puesto que se hizo periodista, pero lo cierto es que hace muchísimo que no hablo con ella. En cambio, de los otros sé un poco más.

Alexy se hizo modelo y tiene bastante éxito. Fue, sin dudas, al que más le dolió la marcha de Kentin, pero logró recuperarse y, aunque aún no se echa novio, no ha perdido su sonrisa. Hace dos años adoptó una niña llamada Sherezade, sus padres la habían abandonado al nacer y no confiaba en nadie, pero Alexy logró ganarse su confianza y la adoptó cuando tenía cuatro años.

Violeta, por su parte, abrió una pequeña floristería cerca de donde vivimos Armin y yo actualmente. Poco a poco ha dejado de lado su timidez, pero cuando alguien le gusta le sigue costando mucho hablar. Ella, al igual que Alexy, está soltera; pero tiene una especie de admirador que va todos los días a su floristería. Cada día, a las seis y media, un hombre joven entra en la floristería y le compra a Violeta una rosa azul que, curiosamente, se encuentra siempre en su buzón al volver a casa. Yo le digo que hable con él, pero ambos son muy tímidos y lo único que hacen es dedicarse miradas, aunque en cierto modo eso resulta aún más bonito y romántico. Solo espero que pronto se lance uno de los dos.

Rosalya y Leigh se casaron hace seis años y tienen dos niñas idénticas a Rosalya, Victoria y Elizabeta, que tienen ahora mismo cinco años. Estos dos son actualmente los mejores diseñadores de ropa de todo el mundo, son, por así decirlo, la cúspide de la moda. Por culpa de esto tienen que viajar mucho, tanto que sus hijas nacieron en Brasil, pero a las niñas parece no importarles mucho, es más, les divierte mucho visitar lugares tan distintos y alejados. También por este motivo no puedo verlos muy a menudo, pero cuando podemos hacerlo a Rosalya le falta tiempo para darme todo lo que me ha comprado en sus viajes. París, Tokyo, Londres, Hong-Kong… Tengo suvenires de casi todos los países del planeta gracias a mi amiga de ojos dorados.

De Nathaniel podemos decir que se hizo detective. Y no cualquier detective, uno de los mejores de Londres. Sí, de Londres. Nathaniel se mudó allí hace unos años, pero no recuerdo cuántos hace exactamente. Se casó hace un año con una de sus compañeras de trabajo, Rachel creo recordar que se llamaba. Me apena decir que no hablo tanto como me gustaría con él, pero me ha prometido que vendrá cuando Simón nazca. Espero que así lo haga, porque tanto a Armin como a mí, más a mí que a él, nos gustaría que fuese su padrino ya que con Nia fue Alexy quien tuvo ese honor. Y, por supuesto, será Rosalya la madrina del pequeño Simón porque no pudo estar cuando Nia nació y dijo que Violeta, al haber estado, se lo merecía más.

De Castiel Y Lysandro es imposible no saber hoy en día. Su grupo, “Red Death” es uno de los más famosos del momento. Hablo bastante con ellos y me alegro mucho de su éxito, aunque es cierto que con quien más hablo es con Lysandro porque Castiel está más pendiente de mimar a su hijo. Sí, Castiel tiene un hijo, y otro que tendrá dentro de unos meses. Hace cuatro años, Castiel se casó con Iris y tuvo hace un año un niño llamado Max, que no se parece en nada a él. Y Lysandro también está casado, aunque desde hace menos tiempo ya que le costó pedirle matrimonio a Nina. Por fin se decidió a hacerlo hace dos años y hace unos meses tuvo a Arthur, un pequeño niño muy tranquilo y que ha heredado los ojos de su padre. También he de mencionar que Debrah intentó recuperar a Castiel de nuevo hace unos años, pero la verdad es que la respuesta de Iris ante esto fue un tanto… Exagerada diría yo. Pero algo es seguro, Debrah no volverá a acercarse a Castiel a menos que desee morir.

Y creo que eso es todo ya. Tengo una vida mil veces más maravillosa de lo que me imaginaba que sería y, hasta donde yo sé, mis amigos tienen también unas vidas estupendas en las que son tremendamente felices. Pero lo cierto es que aún me emociono cuando miro las fotos que tengo de cuando éramos unos jóvenes atolondrados. Supongo que aunque he cambiado sigo siendo la misma chica emocional, y me imagino que el resto tampoco habrá cambiado tanto. Para mí siguen siendo mis fantásticos amigos entre los que no hay nadie normal.

-Kris, ¿qué haces? Tenemos que ir al médico para que te hagan una ecografía, vamos.

-Sí, venga mamá. Hay que ir a ver a Simón.

-Claro, ya voy.

-¿Qué hacías?

-Oh, nada. Solo recordaba viejos tiempos.

-Últimamente lo haces muy a menudo, ¿te arrepientes de algo acaso?

-¿Arrepentirme? Nada más lejos de la realidad, me alegro muchísimo de haberme casado contigo y de todo lo que hice en Sweet Amoris.

-Pues entonces apresurémonos, que Nia quiere ver a su hermanito, ¿verdad?

-¡Sí! Ya tengo ganas de que salga.

-Muy pronto lo hará Nia, muy pronto…

Armin cogió a nuestra pequeña en brazos y salimos por la puerta. Íbamos a seguir viviendo. Pensaba hacerlo. Por Armin. Por Nia. Por Simón. Por todos mis amigos. Pero sobre todo, iba a seguir viviendo por mí y por la vida que he conseguido. Solo tenía que hacer eso. Solo tenía que seguir viviendo como he hecho hasta ahora desde aquel baile que me cambió la vida. Desde aquel baile en el que el amor se hizo presente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario