lunes, 10 de noviembre de 2014

Caramel. Capítulo 1

Nota: esta historia fue una locura que se me ocurrió leyendo Love Stage, así que si hay cosas que coinciden... es culpa de Izumi y su adorabilidad nubla mentes. Esta historia nos cuenta la historia que Haruka Miho, un chico de 16 años, cuya familia lo obliga a trabajar como idol bajo el nombre de Caramel porque tiene una voz y un cuerpo muy afeminado y adorable. Haruka, quien un día fue un alegre niño, es un chico al que marginan y humillan siempre que pueden porque es homosexual. Haruka solo tiene un deseo: que su madre vuelva y se lo lleve con ella; pero es posible que ese deseo cambie cuando conozca a Kyte Tsubaku, el actor y modelo del que está locamente enamorado, o quizá no.

CAPÍTULO 1. HARUKA

La bella mujer acarició los rubios cabellos del chico y le dio un beso en la frente.
-Adiós, mi niño...
-M-mamá... n-no te vayas...- dijo el chico entre lágrimas.
-Tengo que irme, mi bebé...
-Ll-llévame contigo e-entonces...
-No sabes cuánto me gustaría, pero no puedo...
-¿P-por qué?
-Son cosas de mayores, pero te prometo que pronto vendré a buscarte, ¿vale?- el chico asintió- pues hasta entonces, intenta aguantar... eres fuerte y sé que podrás.
La mujer le dio un último beso en la frente, lo abrazó y se marchó sin mirar atrás dejando a su querido hijo llorando.
-Adiós... mamá...

Dos años más tarde...

Un chico de complexión delgada, piel pálida, ojos verdes y dorada melena entra sigilosamente en su casa. Cierra la puerta y avanza con cuidado hasta su habitación, pero al entrar se encuentra con que su padre está dentro. Su padre, Makoto, era un hombre alto y fuerte de la que cualquier mujer se enamoraría al instante. Tenía un par de brillantes ojos negros, cabellos castaños y bigote. Pero a pesar de que parecía alguien increíble, era un hombre sucio y despreciable al que el joven chico temía.
-Haruka, ¿de dónde vienes tan tarde? Se supone que hoy no trabajabas.
-Y-ya lo sé, me castigaron...
-¿Qué te castigaron? ¿Qué coño hiciste?
-¡Nada! Un chico me pegó y yo se la devolví, pero como solo me castigaron a mí y me quejé, me aumentaron el tiempo de castigo.
-Que no vuelva a repetirse, ¿me has oído? Hoy pasa porque no trabajabas, pero que no vuelva a suceder.
-¿Y si me pegan o insultan qué hago? ¿Me dejo humillar?
-Sí- dijo yéndose de la habitación- o te dejas humillar por ellos o por mí, ¿entendido?
-S-sí.
-Muy bien- dijo cerrando la puerta al irse.
Haruka cayó al suelo dejando que las lágrimas fluyesen.
-Ya basta... por favor... ya basta...
El joven rubio se levantó del suelo y se quedó quieto un rato observando su cuarto. Las paredes azules y la ventana que quedaba en la pared que se encontraba frente a él, el escritorio de madera oscura a su izquierda junto a una estantería llena de libros y mangas, y la cama doble con sábanas aguamarina a su derecha entre un par de mesitas de noche. Se acercó a la mesita más cercana y miró la foto que estaba sobre ella. En la foto salía él de pequeño siendo abrazado por una bella mujer idéntica a él. Dejó de mirar la foto y abrió la puerta que tenía a un par de metros, que era la de su baño propio. El baño era azul cielo con el suelo blanco. Frente a él había una ducha que parecía ser bastante cara, a su izquierda estaba un lavabo con un espejo y, frente a este, el inodoro.
Lentamente se quitó el uniforme y se metió en la ducha. Abrió el chorro del agua caliente y cerró los ojos para sentir el agua.
-¿Por qué solo siento paz aquí, en la ducha? Siempre ha sido así... siempre... desde que era pequeño he preferido el agua... solo sintiéndola soy capaz de decir lo que siento...- cogió la esponja y empezó a enjabonarse mientras comenzaba una canción.


Se quitó el jabón del cuerpo y salió de la ducha tapándose con una toalla justo cuando su padre entraba como loco.
-¿Qué fue esa canción?
-U-una que se me ocurrió.
-¿La recuerdas? ¿La tienes escrita?
-L-la recuerdo, puedo escribirla antes de acostarme.
-Pues hazlo rápido, esa canción nos dará dinero.
-Que tú te gastarás- dijo el chico en un susurro.
-¿Qué has dicho niñato?- lo cogió del pelo- me lo gasto yo porque es mi dinero, ¿me entiendes?- asintió débilmente- mientras vivas bajo mi techo, tú dinero será mi dinero.
-V-vale- dijo Haruka conteniendo las lágrimas.
-Así me gusta- dijo soltándole tan bruscamente que le hizo caer al suelo- en cuanto te vistas, escribe la canción o te juro que te encierro aquí para que te mueras de hambre, ¿entendido?
-S-sí.
-Pues ponte a ello- dijo antes de salir.
-Ya basta...- susurró el chico rompiendo en llanto.
Tras llorar un rato, se levantó, se puso su pijama verde esmeralda y se sentó en su escritorio en su escritorio para escribir la canción. En menos de cinco minutos la terminó y salió de su habitación para dársela a su padre.
-Ya la he terminado- dijo abriendo la puerta del cuarto de su padre.
-Dámela- se la dio y esperó a que la leyera- vale, puede cenar.
Haruka se fue a la cocina sin mirar a su padre y se encontró allí a sus hermanos tomando unas cervezas. Haruka tenía dos hermanos mayores que eran gemelos, Asuna y Seiya. Asuna era una chica alta, de ojos negros y cabellos castaños con mechas pelirrojas; Seiya, por su parte, era igual pero en chico y sin mechas.
-¿Cuándo habéis llegado?
-Hace un par de minutos- contestó Asuna- tienes los ojos rojos, ¿has llorado?
-No es asunto tuyo- respondió Haruka abriendo la nevera y cogiendo cualquier cosa para comérsela.
-A mi no me hables así, eh.
-Yo te hablaré como me de la gana.
-Mira, no te doy una hostia porque tu linda carita es la que me da el dinero. Pero ten por seguro que si no, tendrías ya una cara nueva.
-Ya basta, ¿no crees?- dijo Seiya separándolos.
-Lo tratas demasiado bien.
-Es nuestro hermano, tenemos que llevarnos bien.
-Tsk, como se nota que no estás borracho.
Haruka los miró y volvió a su cuarto comiéndose una manzana. Cuando llegó a su destino, cerró la puerta y se apoyó en la ventana.
-Todos los días lo mismo... mi padre me maltrata, Asuna me insulta y Seiya se hace el buenazo... mamá... ¿por qué no vuelves? ¿Por qué no me llevaste contigo? ¿Por qué? ¿Por qué?
Cuando se acabó la manzana, tiró los restos a la papelera, se metió en la cama, se puso los cascos y se durmió entre notas y lágrimas como todas la noches.
Haruka despertó a la mañana siguiente hacia las siete de la mañana al sentir los rayos del sol en su cara. Pesadamente se quitó los cascos y se vistió con el uniforme escolar. El uniforme consistía en una camisa blanca, una corbata azul, una chaqueta azul marino, unos pantalones azul marino y unos zapatos negros. Preparó su mochila sin prisa y fue con cuidado hasta la cocina, donde se sirvió una tostada y un café con tres terrones de azúcar. Al terminar, lo lavó y colocó todo y se marchó de la casa sin hacer ruido.
Caminaba hacia el instituto mientras leía Love Stage, un manga que lo atrapaba cada vez que lo leía. De pronto, empezó a escuchar una melodía que conocía muy bien. Buscó su procedencia y vio que venía del móvil de una chica que caminaba no muy lejos de él junto a otras dos chicas.
-¿Qué canción es esa?- preguntó una de ellas.
-¿Qué? ¿No la conoces? Pero si es Love Is War, de Caramel- dijo otra de ellas.
-¿Caramel? Lo cierto es que nunca la he escuchado.
-Pues ya estás tardando. Caramel es la mejor idol del país- dijo la chica del móvil.
-¿Ah sí? Pues a mí las que más me gustan son Neko-chan & Mimi-chan.
-¿Neko-chan & Mimi-chan? Son muy buenas, pero Caramel tiene mucho más talento.
Cómo no, Caramel. Caramel aparecía hasta en la sopa, y ya se estaba hartando de ella. Desde que Caramel apareció, fue como si Haruka dejara de existir. Menos en el instituto, claro, ahí siempre había un hueco para darse cuenta de su existencia y humillarlo simplemente porque era homosexual... ¿Acaso era su problema el que le gustaran los hombres? ¿Acaso les molestaba? No, claro que no, pero como es diferente hay que insultarlo. Haruka ya estaba harto de todo...
Alzó la mirada al cielo y lo admiró. Estaba tan azul como siempre, casi parecía que se estaba riendo de él. Ese cielo azul que transmitía tanta paz... a veces detestaba ese cielo por jugar con sus emociones y hacerle creer que todo iba bien, que su madre volvería en cualquier momento para salvarlo... cuantas veces se había creído las mentiras de ese cielo que lo miraba e hipnotizaba y, como de costumbre, dejó escapar una lágrima mientras fantaseaba con volar por el cielo que una vez amó tanto, pero que ahora odiaba.
Caminó y caminó hasta llegar a su destino, cuando ya se encontraba allí guardó su manga y emprendió el viaje hasta su clase ignorando insultos. Cuando llegó a su clase, se sentó en su pupitre, al lado de la ventana en la última fila. Le gustaba ese sitio. Se sentía como un personaje de anime ahí sentado, alejado de cualquier compañero molesto. Lo único malo de su sitio era que, como el tutor tuvo la brillante idea de sentarlos por parejas, él estaba sentado siempre junto a una mesa vacía que, por lo que pudo escuchar esa mañana, sería ocupada la semana siguiente por un estudiante nuevo que, según los rumores, era repetidor. Decidió no darle más vueltas al asunto en cuanto el profesor de turno entró en el aula, a primera hora tenía Lengua y Literatura. No le gustaba mucho esa clase, ni ninguna otra la verdad sea dicha, pero al menos en esa hora podía hacer lo que le diera la gana y el profesor no le diría nada porque pensaría que estaba tomando apuntes o algo así.
Las tres primeras horas pasaron lenta y tortuosamente para Haruka que, nada más escuchar el timbre que anunciaba el recreo, salió del aula y se dirigió con paso rápido hasta un árbol de cerezo, que se encontraba  bastante alejado del resto de los lugares del instituto, y se sentó bajo la sombra de este.
-Por fin puedo alejarme de esos idiotas...- lentamente se apoyó en el árbol y soltó un suspiro mientras se acariciaba la tripa- esto de no poder engordar es una mierda... me gustaría volver a comer comida basura y chocolate...
-¿Qué murmuras Miho?
Haruka alzó su mirada y se encontró con tres chicos que parecían ser mayores que él.
-No me gusta que me llamen Miho.
-Pues te llamamos por tu nombre.
-Simplemente no me habléis.
-Vaya, la mariquita se va a enfadar.
Haruka se levantó con intención de irse, pero dos de los chicos lo agarraron por los brazos y se los ataron con una corbata para luego amordazarlo con un pañuelo.
-Así estás mucho mejor- dijo el que parecía ser el líder sujetando al chico por el mentón- ¿qué tal si le damos una pequeña lección, chicos?
-buena idea, jefe. Pero creo que los baños son un lugar más... íntimo, ¿no crees?
-Buena idea, tío- dijo el líder cargándose a Haruka al hombreo, que intentaba escaparse por todos los medios sin lograrlo. Al final fue llevado a los baños sin poder evitarlo y lo sentaron en uno de los retretes mientras era sujetado por los dos idiotas que lo habían atado- ¿qué podría hacerte yo? ¿Pegarte? ¿Quemarte? ¿Cortarte? estoy seguro de que ya te han hecho todo eso, pero me pregunto si te lo han hecho todo junto- el líder sacó un cigarrillo y un mechero, encendió el cigarro y se lo hundió con fuerza en el brazo que los chicos habían dejado al descubierto- ¿te ha dolido?- encendió otro cigarrillo y se lo hundió en el otro brazo- ha, ha, ha; muy bien- tiró el cigarro al suelo y comenzó a abofetear con fuerza a Haruka para luego empezar a darle puñetazos en su estómago- ¡qué divertido! ¿No crees Miho?- sacó su navaja, pero justo antes de que pudiera hacer nada, entraron un par de profesores que los echaron de allí y liberaron a Haruka.
-¿Estás bien Miho?- le preguntó el profesor al que pudo reconocer como su profesor de Historia- Migo...- lo llamó al ver que no contestaba, iba a hablar de nuevo cuando Haruka se desmayó.

Nota: bueno, por faltas de tiempo, parto el que iba a ser el capítulo 1 a la mitad. Espero que os haya gustado el primer capítulo y, a ser posible, que os haya hecho llorar con la triste y dura vida que lleva el pobre Haruka. Y, por último, decirle a mi queridísima seme Elena que cuando le pedí que me dijera un color y ella dijo verde, simplemente era para el pijama xD. Para cualquier cosa, tenéis los comentarios a vuestra total disposición. No os olvidéis de enseñarle mi blog a mucha gente para que mis historias puedan llegar a mucha más gente.

Cinderella

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